Durante el mes de diciembre, hemos realizado diferentes actividades relacionadas con la Navidad: decoración del centro, elaborar un rincón de trabajo navideño, adornos, trabajos colaborativos... A continuación os presentamos algunas de ellas:
Educación Infantil:
*si queréis ver el vocabulario que trabajamos con el abecedario, pinchad en el blog de infantil
Esto es sólo unas pocas actividades que hicimos, pero cada día teníamos cositas nuevas que hacer, poesía que aprender y recitar, buzón de los deseos para cada uno de nuestr@s amig@s, decoración de centro y árbol de navidad, chimenea con sus calcetines personalizados... en fín, aprendimos mucho, trabajamos mucho y nos lo pasamos muy muy bien en este curso tan difícil que nos ha tocado vivir.
¡FELIZ NAVIDAD, familias!
En el corazón de una cocina industrial —ya sea en un restaurante, una residencia de mayores, un colegio o un hospital— no solo se cuecen platos. También se gestiona el riesgo. Y no cualquier riesgo, sino el más voraz: el riesgo de incendio. En estas instalaciones, donde el calor es constante y las grasas se acumulan en campanas, filtros y conductos, un descuido puede desatar una catástrofe. Por eso, la instalación de sistemas de extinción automática en campanas industriales es más que una obligación normativa: es una necesidad operativa, un salvavidas silencioso.
El Código Técnico de la Edificación (CTE) es claro como el caldo bien colado. En su Documento Básico de Seguridad en caso de Incendio (DB SI), establece cuándo una cocina debe contar, sí o sí, con un sistema de extinción automático. ¿El umbral? Si la potencia instalada supera los 20 kW en centros hospitalarios o residencias públicas, o los 50 kW en cualquier otro tipo de uso (comercial, educativo, hostelero), el sistema es obligatorio.
¿Y cómo se calcula esta potencia? Solo se consideran los aparatos que generan calor directo: freidoras, sartenes basculantes, planchas, fogones, hornos… Las freidoras se valoran a razón de 1 kW por cada litro de capacidad, sin importar su ficha técnica. Todo lo demás: suma directa. El objetivo es claro: proteger con rigor los elementos con mayor potencial de ignición, incluyendo el sistema de extracción de humos.
Ahora bien, si lo que queremos es evitar que una cocina se considere “espacio de riesgo especial” —lo que conlleva sobrecostes en puertas cortafuegos, sellados, tabiques EI, etc.—, la propia normativa nos ofrece una salida: instalar un sistema de extinción automática cocinas.
El CTE, en su versión más pragmática, nos lanza una advertencia y una solución. Todas las cocinas con las potencias mencionadas se consideran, de entrada, espacios de riesgo especial. Pero si se instalan sistemas automáticos de extinción que protejan campanas, conductos y equipos, esa etiqueta de “alto riesgo” desaparece. ¿La consecuencia? Un proyecto más ágil, más económico y más eficiente desde el punto de vista de la protección activa contra incendios.
En cocinas de centros educativos, comedores escolares o residencias universitarias, donde se roza o supera habitualmente el umbral de 50 kW, la extinción cocinas no solo es recomendable: es el camino lógico y estratégico para cumplir sin complicaciones con la ley.
No vale con comprar cualquier equipo. No vale con instalarlo sin más. La norma UNE 23501:2017 es la que marca el listón: exige equipos homologados, certificados, sometidos a ensayos y con evaluación técnica de idoneidad (ETI). Además, solo pueden ser instalados por empresas registradas en Industria como Instaladoras de Protección contra Incendios (PCI). Sin ese requisito, el sistema carece de validez legal.
Una instalación válida debe concluir con dos documentos imprescindibles: la ETI firmada y la certificación técnica por un ingeniero, que acredite la adecuación al Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI 2017).
En este contexto, las ventajas de documentar todo con rigurosidad son claras: garantías legales, seguridad real, cumplimiento de normativa y, sobre todo, prevención efectiva ante incendios en entornos tan sensibles como cocinas industriales.
Para quienes operan en sectores donde la actividad no se puede permitir pausas ni imprevistos, como la restauración colectiva, los hospitales o los colegios, es importante no perder de vista el blog de cocinas industriales para mantenerse al día de novedades técnicas, tendencias en seguridad y casos reales de siniestros evitables.
Entre los sistemas más extendidos en España, Protex se ha ganado su prestigio a base de eficacia. ¿Las razones? Varias, y de peso:
Un sistema fiable debe integrar los siguientes elementos:
La cocina profesional no admite errores. Y si los hay, deben estar previstos. Un sistema de extinción automática no es un lujo ni un “por si acaso”. Es una herramienta crítica que permite operar con tranquilidad, garantizar la seguridad del personal, cumplir con la normativa y evitar consecuencias catastróficas. Si bien es cierto que implica una inversión inicial, esta palidece frente al coste de un incendio no controlado, o frente a una licencia paralizada por incumplimiento normativo.
Por tanto, si gestionas o proyectas una cocina de gran potencia, recuerda: la instalación de extinción automática en campanas industriales es la clave que abre la puerta a la legalidad, la seguridad y la eficiencia.